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jueves, 26 de enero de 2017

Intento de envío de código malicioso

¿Se mide la ignorancia en falta de estilo o de argumentos? ¿Se justifica un acercamiento al ignorante basado en fines iniciáticos o demostrativos? El deber nos imanta, y emprendemos ciertas aventuras pedagógicas. A la vez, enfrentamos la crítica fraterna, que no comprende nuestro afán catequista. “¿Cómo pretender opinar entre componedores tan elementales?”
   Otros reproches: no se nos ha otorgado certificación para medir a la cofradía, no valemos lo que pretendemos, sólo miramos los aspectos negativos, etc.
   Podría conceder algunas limitaciones y falta de perspectiva, pero contra tanta obviedad…
   Entras al recinto y tu sentido humanitario despierta: Torpeza, falta de oficio, mal gusto, sensiblería, carencia de referentes y lecturas, pobreza conceptual. ¡Supresión de identidad!
   Pero si llamas ignorante al ignorante, cúbrete a tiempo porque será minucioso el alegato de defensa que derramará sobre ti.
   Como si fueras un código malicioso que ha procurado adentrarse en el programa oficial.

© Manuel Sosa

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