Camino abierto, blogósfera, filón. El anglosajón se
presta para los coloquialismos, esos adverbios y frases preposicionales, tanta
plasticidad y combinaciones infinitas. Up for grabs: disponible, invitante,
listo para ser utilizado. Pienso que las bitácoras virtuales ejemplifican ese
giro total que el lector siempre aguardó. Luego de tantos años, pisoteada la
esperanza de hacerse escuchar, el lector cruza por fin sobre la ruina del muro
y comienza a describir. Es cierto que el entusiasmo se le acaba pronto, y ha de
ocupar su tiempo haciendo conversación con el vecino que recién abrió su propio
espacio. Cuadernos que colindan. Premios en cadena, que destellan: girasoles de
baja resolución, jarrones atiborrados de rosas plásticas. Up for grabs: diarios
de espíritu adolescente, ilusión de ampararse en un portal que garantiza
visitantes, comentaristas que agreden y adulones gratuitos. No importa. No hace
falta la humillación del pregón si se ocupa un sitio prominente en la plaza.
Tendrán que consumir aunque no lo apetezcan. Otro inédito para hoy, para que no
falten. La rutina puede más que el hambre. Up for grabs: página en blanco
frente al comerciante que busca usuarios. Han servido la mesa. Coma hasta
reventar. Aproveche las fisuras del sistema e iguálese a quienes le habían
obligado a ser un simple espectador. Publique todo su archivo, lo que
engavetaba para la posteridad. Confíe de nuevo en Max Brod. Si es cebo, debe
resultar apetitoso. ¿Quién es el tonto que escribe poemas en papel de
cigarrillo y luego se los fuma? El ciclo posmoderno, ya aletargado, ha vuelto a
repartir las cartas. Juegue su mano, con ese full house de último minuto. La plaza ya nunca volverá a vaciarse.
© Manuel Sosa
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