Yo
soy el que anda por ahí
empujando
un país
(Como es sabido, la isla flota de manera
imperceptible, y el poeta confiesa ser el que la ha empujado durante todos
estos años. Hacia dónde la empuja y con qué propósito, permanecen sin
contestación. Además: no aclara cuántas millas ha recorrido: ¿40? ¿60? ¿90?)
No
es una fantasía, es cierto,
me
he pasado la vida empujando un país
(No es necesario que el poeta insista. Sabemos que
es cierto, y de su capacidad para empujar cualquier cosa que ruede o flote, o
que resulte inamovible para otros, como la carroza de la UNEAC. Se ha pasado la
vida empujando, lo sabemos, como mismo ahora nos empuja este poema.)
Con
grandes piedras del camino
y
mis zapatos gigantes
he
ido poco a poco empujando un país
(Primera objeción ideológica: la imagen de las
piedras y el poeta empujando han de asociarse a la figura de Sísifo, que aquí
tendría una especial carga negativa. Imaginamos al poeta empujando una piedra
que inevitablemente rodará cuesta abajo (¿la Revolución?) como condena eterna.
Segunda objeción ideológica: la imagen de los zapatos gigantes tiene que ver
con la figura del clown, el poeta como bufón de corte, que aquí se vería como
una burla a la severidad y solemnidad que detenta el estado cubano.)
Contra
los grandes vientos
y la
noche que chirría en sus goznes,
(Los grandes vientos podrían ser todas las
corrientes reformistas que han recorrido el mundo durante las últimas décadas,
a las cuales permanecen insensibles sólo dos países: Cuba y Norcorea, donde las
elecciones son ganadas abrumadoramente por los únicos que participan en ellas.
La imagen de “la noche que chirría en sus goznes” es contradictoria, pues si se
refiere al capitalismo, sabemos que allí los goznes son engrasados debidamente.
Si se refiere a la cárcel, resulta una imagen temeraria, tratándose de una isla
donde abunda este tipo de edificación. Estaríamos enfrentando entonces una
tercera objeción ideológica.)
contra
la falta de oxígeno
y
los malos presagios
he
hecho lo indecible por empujar un país
(“Falta de oxígeno” tiene que ser el embargo
estadounidense. No cabe otra cosa. No puede estar hablando de censura ni de
persecución ni de “quinquenios grises”, ni de intolerancia sexual o religiosa,
ni de “diversionismo ideológico”. No, no, tiene que ser el embargo. Cuando
habla de “malos presagios” se refiere a la certeza de que Cuba seguiría el
camino de Europa del Este, luego del derrumbe soviético. Como se puede
apreciar, Miguel Barnet resulta un poeta bastante accesible. Y también nos
consta que ha hecho lo indecible por empujar el país, sobre todo con tantas
interrupciones de congresos y viajes por todo el mundo.)
Pero
hay muchas otras cosas que hacer
como
amar en lo oscuro,
sin
paredes por cierto,
(Una idea muy cercana al poeta, la de amar en lo
oscuro, ser amado en lo oscuro, incorporar oscuridad. Amar a la intemperie, sin
paredes ni techos, defecar entre las ruinas, orinar detrás de la mampostería:
todo esto típico de un país empujado.)
o
desgranar el arroz cotidiano con sabor a coleópteros,
o
limarse las uñas frente a un espejo de azogue,
(Atención al verso del arroz con coleópteros, pues
le suma puntos en el escalafón canónico de Roberto González Echevarría; y que
muy bien le vendrían para seguir sosteniendo su candidatura en base a dos
libros. De la misma manera que nuestro crítico de Yale salvó a Severo Sarduy por
un cuento, no estaría mal agregarle un verso a la salvación de Barnet. ¡Dos
novelas y un verso! ¿Las uñas limadas frente al espejo de azogue? Un buen
resumen de Canción de Rachel, joya canonizada.)
o
jugar a la pelota
con
los niños estrábicos del barrio
(Un momento, ¿dije un verso? Vale la pena paladear
esta otra joya, repetir con deleite esa rareza de octosílabo seguido por
endecasílabo: O jugar a la pelota / con
los niños estrábicos del barrio. González Echevarría debe estar de fiesta.)
Así
que perdonen si no escucho
las
quejas de mis contemporáneos
(Tiene razón, son demasiadas quejas para atenderlas.
Y nos consta que sus contemporáneos son propensos al perdón, pero es muy
difícil que la Historia le perdone tanta genuflexión. De paso, aquí va una lista
de las quejas más recurrentes: oportunista, mal prosista, folclórico, posador,
cínico, vedette, sobador de chihuahuas…)
Yo
no puedo hacer otra cosa
que
seguir empujando un país
© Manuel Sosa
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