Para estar en la avanzada de su generación, y dejar
perplejos a sus posibles lectores, usted necesita invertir sabiamente su
tiempo. Escribir poesía resulta un ejercicio grato si logra apartarle de otras
distracciones: la economía, la familia, el vértigo social. Usted puede carecer
de sensibilidad y sentido trágico, pero no puede prescindir de la tramoya.
Suplante la emoción por la alevosía, y verá cómo se le rinden todos los puentes
levadizos. Aquí siguen algunas instrucciones útiles:
-Disponga de abundante bibliografía para su arsenal
gnoseológico, teoría literaria, estructuralismo y semiótica, psicoanálisis,
tratados de estética moderna, narratología, deconstrucción, metafísica,
antropología. Y todo Nietzsche.
-Añada algunos libros de poesía clásica, y algunas
antologías del simbolismo y el surrealismo francés, del modernismo anglosajón y
el vanguardismo hispanoamericano.
-Enciérrese un año (esta es la parte más difícil), y
estudie concienzudamente. Más importante: tome abundantes notas, a las que
tendrá que acudir con seguridad. Y transcriba citas y citas, las cuales podrá
colocar a la cabecera de sus cuadernos o como exergos en sus poemas.
-No gaste su tiempo estudiando a profundidad una
lengua extranjera, pues las frases que incluirá en los versos (frases suyas,
pensadas en esa lengua) tendrán que tener errores ortográficos o de sintaxis.
Es una especie de marca elegante y desfachatada.
-No se preocupe por la partición de versos o la
puntuación, pues lo arbitrario aquí se traduce como “audaz”.
-Incluya gráficos, dibujos, neologismos
onomatopéyicos. Lo audaz, recuerde lo audaz.
-No se olvide del uso abundante de comillas y
paréntesis, de los puntos suspensivos y símbolos de otros alfabetos. Su
discurso debe ser entrecortado, áspero a ratos.
-Asuma el texto en función de un balance entre todos
los elementos de la página. La disposición gráfica de los versos forma parte de
la expresividad del poema moderno. Los espacios en blanco complementan la
ilusión residual.
-No discrimine palabras por ser más o menos
“poéticas”. Vocablos como “sobaco” y “champú” pueden integrarse a su discurso.
Su texto ganará en naturalidad.
-Olvídese del sentido intrínseco de su obra. Ahogue
emoción y mensaje con imágenes que llenen ese vacío entre Hombre y Esencia. La
poesía es siempre un vínculo, sea inesperado o no.
© Manuel Sosa
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