“Conseguí (verbo clave en Cuba) Tres tristes tigres cambiando el libro por tres latas de leche
condensada, mi cuota mensual de la libreta de abastecimiento…” [Zoé Valdés]
“Así, hace unos 30 años, la escritora Zoé Valdés
consiguió la novela Tres tristes tigres
a cambio de tres latas de leche condensada, su cuota mensual de la libreta de
abastecimiento”. [Frank-Christian Hansel]
“Con el pasar del tiempo, se dice que las obras de
Cabrera Infante llegaron a valer en el mercado negro (clandestino) cubano, hasta
tres latas de leche condensada”. [Ernesto Bravo Bauzat]
“Él recordaba con frecuencia que en La Habana
cambiaban su novela más famosa por tres latas de leche condensada...” [Juan
Cruz]
P.-¿Cuánto cuesta hoy Tres tristes tigres en La Habana?
R.-Me lo han dicho. Me han hablado de tres latas de
leche condensada. [De una entrevista a Guillermo Cabrera Infante]
“Es conocido el caso del trueque de los libros de
autores como Guillermo Cabrera Infante por –a modo de ejemplo– botes de leche
condensada en la mayor de las Antillas.” [Ignacio Peyró]
“-Es más –expresó-, cuando la revolución comenzó a
ponerse fea y llegaron las prohibiciones de autores ‘desafectos’, podía darme
el lujo de cambiar, de forma clandestina, una lata de leche condensada por Tres
Tristes Tigres, de Cabrera Infante, o una de carne rusa por Doctor Zhivago, de
Boris Pasternak.” [Víctor Manuel Domínguez]
“Pero peor llevó que en Cuba no se le pudiera, ni
siquiera, leer Tres tristes tigres,
por ejemplo, que en el mercado fraudulento se podía cambiar por dos o tres
latas de leche condensada. (…) …un libro que entonces ya estaba prohibido en
Cuba, y que aún sigue allí siendo materia de intercambio con la leche
condensada”. [Juan Cruz]
“P: Apartemos el humo. Hace tiempo Tres tristes tigres costaba en La Habana
tres latas de leche condensada. ¿Sabe si ha subido su cotización?
R: Llegó a cambiarse por diez latas a fines de los
noventa.” [De una entrevista a Guillermo Cabrera Infante]
“Las noticias que tenía eran de gente que compraba
mis libros, por ejemplo La Habana para un
infante difunto, a cambio de diez latas de leche condensada.” [Guillermo
Cabrera Infante]
“Otros cambiaron Tres
tristes tigres por una camisa, dieron seis latas de leche condensada por Arcadia todas las noches o un reloj despertador
por Vidas para leerlas.” [Raúl
Rivero]
“En medio de las mayores penurias materiales la
gente cambiaba los estrujados ejemplares de Así
en la paz como en la guerra, por unas latas de leche condensada…” [Blog
anónimo]
“Por otra parte he contribuido no poco a la bolsa
negra cubana. Según un escritor inglés que visitó La Habana el año pasado mis
libros eran objeto de un culto extraño entre las ruinas. Pasados de contrabando
se vendían a estraperlo por el precio de ¡diez latas de leche condensada!” [Guillermo
Cabrera Infante]
"La alta cotización de los libros de Guillermo
Cabrera Infante en el mercado negro cubano -en doce latas de leche condensada,
por ejemplo- hace de la literatura el cuerpo más apetitoso". [Valentí
Puig]
“…además de su inmenso valor literario, histórico,
musical, sentimental y civil el libro es dentro de Cuba un valor de cambio del
más alto y carismático mercurio en el mercado de la vida cotidiana. Un ejemplar
de La Habana... de Cabrera puede
resolver la supervivencia física de una familia habanera durante una semana:
leche condensada, aceite, carne de pollo, huevos, viandas de todo género, pasta
de dientes, ropa, luz brillante. Todo sirve para ser intercambiado en la bolsa
negra por un fulgurante ejemplar de La
Habana... de Cabrera. [J.J. Armas Marcelo]
(Búsqueda
y captura a cargo de: Manuel Sosa)
Genial, teniente.
ResponderEliminarThanks, I hope you are recovering. Cheers! MS
Eliminaraunque parezca mentira es asi, yo recuerdo que tenia un libro muy importante para mi el I CHIN y lo vendiu en 10 dolares en los años 90 para comprar unos (CHupa miaos), tenbis muy baratos para que mi niño pudiera ir a la secundaria, por suerte al venir a España pude tener de nuevo otro ejemplar por cortesia de Elisa una amiga que encontre
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